Ecología: reforestación y tratadora

ECOLOGÍA:

Los capellanes del Santuario sentimos la necesidad de colaborar en el mejoramiento del medio ambiente. Se hace el esfuerzo de mantener limpios todos los espacios que corresponden a la Montaña de Cristo Rey, añadiendo el camino empedrado y a petición de los Señores Obispos de León y con la ayuda del gobierno estatal poco a poco se están reforestando algunos espacios y se está creando en los habitantes una conciencia ecológica. Todo cristiano debe colaborar para mejorar el medio Ambiente donde vive y también debe regirse por una Caridad cósmica.

 

 

 

 

TEMA DE REFLEXIÓN: “CARIDAD CÓSMICA”

La teología clásica dice que también las criaturas Irracionales deben ser respetadas y amadas; al fin y al cabo son reflejo y vestigio del creador que las ama. En una visión sapiencial, Jesús celebra el cuidado y solicitud de madre que manifiesta el creador vistiendo a los lirios del campo y alimentando a las aves del cielo (Mt 6,26-29). En sintonía profunda con toda la creación, Francisco de Asís manifiesta “su caridad cósmica”, su amor al hermano sol, hermana luna, hermano viento, hermana agua, hermano fuego, nuestra hermana la muerte. El cosmos es “el medio divino”, y todavía hoy los indígenas de Verapaz en Guatemala piden perdón a la Santa Madre Tierra porque tienen que herirla roturando surcos para sembrar maíz

Francisco de Asís, y estas gentes sencillas que con tanta naturalidad viven la transparencia teológica de la creación entera, gozan la presencia del Espíritu llamada «don de sabiduría»: descubren y gustan esa presencia de lo divino en todas las realidades creadas. Su mirada contemplativa sobre la creación y esta forma respetuosa de tratarla denuncian la conducta esquiladora e irreverente que ha impuesto un economicismo ambicioso y destructor. La ecología bien interpretada no es sólo problema de supervivencia, sino ámbito donde se verifican los verdaderos sentimientos humanos, que son versión histórica de los sentimientos divinos.

La realidad creada tiene algo de absoluto. Hombre y mujer son imagen de Dios; gozan de singular cercanía divina. Pero toda la creación es fruto y proyección de un amor gratuito y tiene también respaldo teológico. La verdad primera y última de la realidad creacional, y especialmente de los seres humanos, es que avanzan ya en los brazos de su creador.

Toda la revelación bíblica explicita de mil modos esta verdad fundamental. Jesús de Nazareth ratifica la sabiduría popular del AT:

« Si Dios alimenta gratuitamente a las aves del cielo, y viste a la flor del campo que hoy está y mañana se echará al fuego, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe?» (Mt 6,30),

Con esta mirada en profundidad, que garantiza la fe bíblico evangélica, se perciben aspectos que no aparecen a simple vista. Señalo algunos:

Sacralidad de la creación. Si aceptamos que la creación es fruto de la libertad divina y expresión continuada del amor gratuito -santo Tomás la llama «sacramento»-, debemos concluir que hay en la realidad creada un algo absoluto, una finalidad impresa y mantenida por el mismo creador. Si confesamos el acontecimiento de Jesucristo como palabra definitiva de salvación, está realizándose ya, si bien imperfectamente, la presencia de Dios, “todo en todos” (1 Cor 15,28).

Este carácter sagrado de la creación es buen correctivo del maniqueísmo y dualismo. No tolera el desprecio ni la manipulación irreverente de las realidades creadas. Inspira sentimientos de admiración, de respeto y de servicio para que nuestra relación con las criaturas de este mundo no sólo sea relación ineludible con el creador, sino encuentro personal y gozoso con el Dios que nos salva. (Jesús Espeja)